Cuando escribir te salva

O cómo convertir el drama autoinmune en tinta… y sobrevivir para contarlo.

No sé en qué momento exacto la escritura pasó de ser algo que hacía "por gusto" a convertirse en salvavidas emocional.Pero un día me descubrí llorando frente a un teclado… y entendí que estaba sanando.

Con cada palabra que salía, sentía que le ponía nombre a algo que por dentro dolía, pero no sabía explicar.Y de pronto, el cuerpo no era el único que hablaba: yo también estaba hablando por fin.

🧠💛 Escribir es medicina que no se toma en pastillas

Porque cuando no puedes explicar con voz lo que te pasa, escribir lo pone en orden.Y si no lo ordena… al menos lo suelta.

Hay días en que me siento como hoja seca en temporada de viento.Y en lugar de forzarme a “estar bien” (spoiler: no lo estoy), me siento y escribo algo como:"Hoy no puedo. Pero aquí estoy."Y ya solo con eso, el corazón respira un poquito.

Cosas que me ha dado escribir (más allá de dolor en la muñeca y tinta emocional en el alma):

✔️ Un lugar seguro donde no tengo que explicarme todo el tiempo. Escribir me da permiso de ser sin justificarme, de sentir sin filtrar, de contar mi historia con pausas, silencios y alguna mala palabra si hace falta.Aquí no hay que dar explicaciones médicas ni sonreír para no incomodar. Solo ser.

✔️ Una forma de decirle al mundo: “No estoy bien… y está bien contarlo.” Porque no todo lo que duele necesita esconderse. Y porque a veces, decirlo por escrito duele menos. O al menos, despresuriza el corazón.

✔️ La posibilidad de reírme de mí misma. De mis brotes hormonales, de mis 42 cremas por día, del gotero que se me cae en la cartera, de lo tragicómico que puede ser estar agotada sin haber hecho nada.Escribir me devuelve el humor, ese que a veces se esconde entre el dolor y la niebla mental.

✔️ La magia de conectar con otras personas que leen lo que escribo y dicen: “A mí también me pasa. Gracias por ponerlo en palabras.”Y entonces, sin necesidad de vernos, nos abrazamos desde las letras.Porque escribir también es eso: tender puentes con palabras que alivian cuando los cuerpos no pueden más.

✔️ Un espejo más amable que el del baño. Uno que no juzga mis ojeras, mi cansancio ni mis días bajitos.Escribir me recuerda quién soy debajo de los diagnósticos, y me ayuda a encontrarme incluso cuando me siento perdida.

🛋️ Y si tú estás leyendo esto…

Y estás pasando por una racha seca de las de verdad (sí, de esas del alma),escribir puede ser tu mejor sofá, tu manta emocional, tu caja de primeros auxilios invisible.

No necesitas ser escritora, ni usar palabras rebuscadas.Solo necesitas un papel (o el bloc de notas del móvil) y ganas de contarte la verdad sin filtros.

Escribir puede no curarlo todo,pero al menos, te deja menos sola en el proceso.

💌 Carta final a mis palabras

Queridas letras que brotan (a veces con lágrimas, a veces con risa):

Gracias por ser mi refugio.

Gracias por ponerle forma al caos.

Gracias por recordarme que, aunque el cuerpo calle, yo todavía tengo algo que decir.

Y mientras tenga algo que decir, sigo viva.

Y sigo bailando, a mi ritmo.

Aunque sea con una mano en el teclado y otra en el gotero.

Con gratitud escrita,

Kryusman