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Carta de bienvenida

Querida tú (sí, tú, la que llega con los ojos secos y el alma revuelta),


Bienvenida a este rincón donde el síndrome de Sjögren no tiene la última palabra. Aquí no vas a encontrar definiciones médicas frías, ni listas de síntomas sin alma. Aquí se habla desde el cuerpo, desde el cansancio que nadie ve, desde la rabia, la ternura, el humor... y el amor. Mucho amor.


Este blog nació mientras escribía un libro que me está sacudiendo por dentro: A mí el Sjögren me la suda. Y no, no es un título para escandalizar. Es una forma de ponerle cara a una enfermedad invisible y decirle: "Tú estarás aquí, pero no me vas a quitar la risa, ni la palabra, ni la vida que aún me late."


Vivir con Sjögren no es fácil. Es un desierto interno que a veces lo seca todo: los ojos, la boca, la energía, la paciencia… pero también te obliga a buscar oasis. A parar. A escucharte. A cuidarte como nadie más lo hará. Y eso, aunque duela, también es un despertar.


Así que si estás pasando por lo mismo (o algo parecido), si cuidas a alguien que lo vive, o si simplemente te topaste con este blog porque el universo te trajo hasta aquí: gracias por estar. Aquí hay espacio para tus preguntas, tus cartas al cuerpo, tus días buenos y tus días de mierda. Todo vale.


Yo escribiré desde mi experiencia, sin filtros pero con cariño, con un poquito de humor negro y mucha luz. Porque sí, también se puede bailar con Sjögren. A veces lento, con torpeza, con lágrimas en los ojos… pero se baila.


Con abrazo seco pero sentido, Kryusman. Haciendo mi Corazón bailar y espero que el tuyo tambien. ;)

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