No estoy vaga, estoy agotada nivel nuclear
- Kryusman
- 13 abr
- 4 Min. de lectura

(Spoiler: no es flojera, es supervivencia)
¿Te ha pasado que alguien te mira con cara de “¿pero por qué estás tan cansada si no has hecho nada?”?Y tú por dentro piensas: “si supieras la batalla que es simplemente existir con Sjögren…”
Pues este artículo es para ti, y también para esa gente que confunde cansancio con pereza, descanso con desinterés y fatiga con exageración.
Vamos a hablar, con amor y sin filtros, de esa fatiga autoinmune nivel nuclear que no se ve, pero te deja más tiesa que momia en huelga.

💥 Esto no es cansancio, es fatiga con doctorado
La fatiga del Sjögren no es un “estoy un poco flojita hoy”.Es un “mi cuerpo pesa como si me hubieran llenado de cemento y mi cerebro está envuelto en niebla de niebla de niebla”.Y lo peor es que puede aparecer, aunque hayas dormido bien, aunque no hayas hecho “nada”, aunque estés “de buen ánimo”.
Porque no se trata de energía mal gestionada.
Es tu cuerpo apagando luces para no colapsar del todo.Y tú, mientras tanto, sigues intentando hacer vida normal, cumplir compromisos, responder mensajes, existir...
🧠 La culpa, esa compañera que no ayuda
Y claro, como la fatiga no se ve, viene la culpa de regalo:
· Por no poder hacer lo que hacías antes.
· Por cancelar planes (otra vez).
· Por necesitar una siesta a las 11 a.m.
· Por no estar “al 100%” (como si eso fuera obligatorio).
Pero no, no eres vaga.Estás sobreviviendo con un sistema inmunológico rebelde, una energía limitada y un cuerpo que te pide tregua.
😅 Mi momento “me rindo con dignidad”
Una vez me quedé dormida sentada en el sillón, comiendo cereal.Sí, literal: cuchara en mano, cabeza ladeada y el tazón en equilibrio precario sobre mis piernas.Una escena digna de un cuadro titulado “Autoinmune en pausa (versión desayuno tardío)”.
Cuando abrí los ojos, no supe si reírme, llorar o darme una medalla por ese nivel de multitarea involuntaria.Y fue justo ahí cuando entendí que esto no era cansancio normal.Era el cuerpo diciendo con cariño (y firmeza): “Hasta aquí, chiquilla.”
Y por primera vez en mucho tiempo, en lugar de enfadarme conmigo misma, le respondí con compasión:“Vale. No tengo que exigirme como si nada pasara. Porque sí pasa. Y pasa por dentro.”
💛 Lo que me ayuda (y quizás te sirva)
Lo que me ayuda (y quizás te sirva también)
📌 Respetar mis ritmos. Si mi cuerpo dice “hoy no”, no discuto. Lo escucho. Y a veces hasta le doy las gracias por avisarme antes de que me estrelle.
📌 Pedir ayuda sin culpa. Y si no llega, al menos no me castigo por no poder sola. Aprendí que necesitar no es fallar, es ser humana.
📌 Cambiar el chip del “tengo que” al “hoy puedo con…”. Y si lo único que puedo es lavarme la cara y prepararme un café, pues eso es suficiente.
📌 Celebrar mis pequeñas victorias. Porque si hoy me duché, comí algo decente y sonreí, aunque fuera por un meme tonto, ¡ya gané el día!
📌 Rodearme de gente que no me exige explicaciones. Que entiende que descansar también es cuidarme, no rendirme.
📌 Reírme de mí misma. A veces la fatiga me deja como zombi glam, y otras como señora sin filtro. El humor me salva del drama.
📌 Tener una mentalidad de superación sin exigirme lo imposible. Hoy no compito con nadie. Me enfoco en avanzar a mi ritmo, un pasito, un día a la vez.
📌 Ponerme tareas realistas. Esas que sé que puedo hacer incluso con batería baja. Y si hago una sola cosa, la hago con intención.
📌 Pausarme las veces que haga falta. Y no cualquier pausa: de esas con mantita, música suave, silencio, o carcajadas internas viendo un gato en YouTube. Pausas de las buenas.
📌 Disfrutar esas pausas. Porque descansar no es solo parar… es volver a casa en mí misma.

💌 Carta a la fatiga (sí, esa)
Querida fatiga nivel nuclear:
Te reconozco.
Apareces sin previo aviso, sin pedir permiso y con esa actitud de “aquí mando yo”.Me has tumbado el cuerpo, me has nublado la mente, me has robado días que no volverán. Me has hecho llorar de impotencia, de frustración, de miedo.
Y sin embargo… también me has enseñado.A frenar antes de romperme.A escuchar los susurros del cuerpo antes de que grite.A soltar lo que no puedo sostener, y a priorizarme sin sentirme egoísta.
No voy a decir que me caes bien. Pero sí reconozco que me obligas a mirarme con otros ojos.
Así que, si vas a venir, hazlo con suavidad.Y, por favor, no traigas culpa en la maleta.Solo avísame que es momento de parar,y yo prometo encargarme de cuidarme con amor, con humor y con la calma que merezco.
Con respeto, límites claros y una mantita suave,
Kryusman
Y si te animas… escribe tu propia carta a la fatiga.
Ponle nombre, cara, o dibújala con pijama y mala cara si hace falta.
Dile lo que piensas, lo que ya no le vas a permitir, y recuérdale que tú también mandas en esta historia.
Porque mereces descansar sin culpa… y vivir con dignidad, incluso en modo sillón con cereal.
Mereces hacer tu corazón bailar, siempre con tu estilo propio.
Es genial como describes el sentir de los pacientes con sjogren. En un principio lloraba de mucha frustración. Y como mi vida ha cambiado. Ahora tengo que hacer esas pausas. No ha sido fácil. Pero adaptarse es lo mejor que podemos hacer y escuchar nuestro cuerpo.