top of page

Cuando la empatía también agota

Empatia

Ser empátic@ es una bendición... hasta que deja de serlo.


Hasta que te descubres agotad@ de tanto sostener, escuchar, cuidar y contener a todo el mundo.

Hasta que ese “¿cómo estás?” que siempre das a los demás nunca vuelve con la misma profundidad.

Hasta que tu batería emocional se queda en 1% (en rojo parpadeando) y ni siquiera sabes qué necesitas tú mism@ para recargarte.


Nadie nos advirtió que la empatía, cuando no tiene límites, también puede doler.

Se puede transformar en sobrecarga, en culpa, en autoabandono muy bien disfrazado de generosidad. Puede convertirse en una forma sutil (y hasta elegante) de olvidarte de ti mism@..


🌀 El síndrome del “estoy para todos”

Tal vez te veas reflejad@ en esto:


  • Respondes siempre a cualquier hora, a cualquier llamada (¡hasta paloma mensajera si toca!).

  • Contienes a los demás, incluso cuando por dentro te estás derrumbando.

  • Pones el cuerpo, el corazón y hasta el hígado por los demás (sí, hasta el hígado, ¡ya es mucho decir!).

  • Entiendes todo, incluso aquello que te lastima a ti.

  • Te explicas, te adaptas y te quedas, aunque por dentro ya no puedas más.


Y claro, llega un momento en que tu alma se queda sin sillas vacías. Diste tanto, que ya no sabes ni dónde sentarte tú mism@.


🪞 La empatía mal entendida

  • La empatía real no significa tragarte los problemas ajenos ni hacerte cargo de la vida de los demás. No se trata de absorber; se trata de acompañar.

  • No es apagar tu voz (no tienes por qué ponerte en mute) para que hable el otr@.

  • No es hacer de menos tus propios sentimientos solo porque alguien más está sufriendo.

  • Y, sobre todo, no es sacrificarte a ti mism@ para que el resto esté bien.


A veces, en nombre de la empatía, terminamos desconectándonos de nuestra propia voz.

En ese punto, ya no es empatía de verdad: es como si desapareciéramos.


⚖️ Autocuidado no es egoísmo: es supervivencia emocional


Aprender a poner límites no es dejar de amar; es amar mejor.

Y empieza por amarte a ti mism@.

Decir “hoy no puedo” no te hace egoísta ni mala persona; te hace humana.

Además, te permite reconocer que sostener a otros cuando te estás cayendo a pedazos por dentro no es sostenible.


Ni justo.

Ni sano.

Ni obligatorio. 

Porque tú también mereces ser sostenid@, escuchad@ y cuidad@.

Tú también mereces que, de vez en cuando, alguien te mire a los ojos y te pregunte, de corazón: ¿Y tú, cómo estás?


✍️ Ejercicio práctico: revisa tus límites afectivos

Elige un momento de silencio, toma papel y lápiz, y escribe libremente las respuestas a estas preguntas:

  1. ¿Cuáles son las situaciones que más me drenan emocionalmente?

  2. ¿A quiénes suelo priorizar, aunque yo esté agotad@?

  3. ¿Qué frases me repito para no poner límites? (Ejemplos: “no es para tanto”, “puedo con todo”, “no quiero que se sienta mal”)

  4. ¿Qué necesitaría hoy para sentirme contenid@ yo?

  5. Acción amorosa: Ahora elige una sola acción amorosa que puedas hacer hoy por ti. Aunque sea mínima.

    ¡Y hazla sin culpa! 😉



ree

📮 Carta a mi propia voz


Querida voz interna,Perdón por cada vez que silencié tu voz (o peor, te dejé en visto) para que otr@s se sintieran cómodos.

Por cada vez que me mordí la lengua y me tragué lo que sentía para no incomodar a nadie.

Por cada vez que te hice a un lado para encajar en lugares que me dolían.

Gracias por seguir ahí, suave pero firme.

Gracias por recordarme que yo también cuento.

Que mi necesidad de silencio es válida.

Que mi cansancio no necesita justificación.

Prometo escucharte más.

Cuidarte más.

Y no dejarte para después.

Con amor,

Yo

Comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación

Tu Corazón Baila — Aquí no curamos milagrosamente... pero te acompañamos con amor, humor y alguna que otra carta que te abra el pecho (de emoción, claro).

  • Linkedin
  • Instagram
  • Facebook Social Icon
bottom of page