top of page

El valor del juego y la creatividad en la experiencia de vida

De niñ@s jugábamos sin culpa, pintábamos sin miedo a salirnos de la línea, inventábamos historias con un calcetín y una caja de cartón, y hacíamos castillos donde los adultos solo veían montones de arena. Y entonces crecimos... y alguien (o varios "alguienes") nos dijeron que había que ser serios, responsables y productivos. Que jugar era cosa de niños y que soñar despiertos no pagaba facturas.


Pero hoy, desde la psicología positiva —y desde este rincón de palabras llamado Tu Corazón Baila—, vengo a recordarte que el juego y la creatividad no son un lujo infantil, son ingredientes esenciales de una vida plena, auténtica y feliz.


¿Por qué jugar no es perder el tiempo?


Porque cuando jugamos:

  • Nos conectamos con el presente (y no con la lista de pendientes eternos).

  • Soltamos el control, nos reímos de nosotros mismos y bajamos la guardia.

  • Permitimos que nuestra mente explore, imagine y cree sin juicio.


Y no, no hablo solo de juegos de mesa o de hacer castillos en la arena (aunque también). Hablo de permitirnos experimentar, probar sin miedo al error, divertirnos en el proceso de vivir. Porque sí, vivir también puede ser divertido.


La creatividad: tu superpoder olvidado

La creatividad no es exclusiva de artistas. Todos somos creativos cuando buscamos soluciones, cuando cocinamos sin receta, cuando contamos historias, cuando decoramos nuestra casa con tres cosas y mucha imaginación. Ser creativos es permitir que lo que llevamos dentro se exprese afuera, sin juicio ni perfección.


Cuando dejamos espacio para la creatividad:

  • Aumentamos nuestro bienestar emocional.

  • Potenciamos la resiliencia.

  • Nos reconectamos con nuestra esencia (y sí, con nuestro niñ@ interior también).


Jugar y crear hacen bailar el corazón

Porque cuando reímos, nos movemos, improvisamos o simplemente hacemos algo solo por el placer de hacerlo… algo dentro se enciende. Y ese algo se llama alegría genuina. El corazón baila cuando dejamos de tomarnos todo tan en serio, cuando le damos un descanso al juicio interno, cuando nos permitimos ser un poco locos, un poco espontáneos, un poco mágicos.


¿Cómo recuperar el juego y la creatividad en tu vida?


Aquí van unas ideas sencillas:

  • Ríe más. A carcajadas, aunque sea contigo mismo.

  • Haz algo con las manos: pinta, cocina, siembra una planta, garabatea en una libreta.

  • Juega: sí, juega. A algo que te guste. A algo que nunca has probado. A lo que sea.

  • Cambia la rutina. A veces, cambiar de camino o desayunar al revés ya es un acto creativo.

  • Rodéate de gente que no le tema al ridículo.


Y recuerda...


No estás aquí solo para cumplir tareas. Estás aquí para vivir, para experimentar, para crear y para disfrutar. Así que la próxima vez que la vida se te ponga muy seria, respira hondo, haz una mueca ridícula frente al espejo, baila en la cocina o canta a todo pulmón mientras lavas los platos o lo que sea que te haga reir, que te divierta por muy ridiculo que te parezca.


Tu corazón —créeme— va a bailar contigo.

Comments

Rated 0 out of 5 stars.
No ratings yet

Add a rating
bottom of page